Escribí esto un 24 de Febrero de 2015… lo publico en 2020.

¿La rabia? Pareciera que fuera algo que me/nos lastima… y nada más lejos de la realidad, si no fuera porque la materia prima que contenemos nos desborda y nos contrae.

Y escribo lo siguiente:

Analizando mis procesos de rabia (que son muchos) y entendiendo como canalizarlos para que el cuerpo físico y metafísico no enfermen, entiendo que la rabia es un proceso a través del cuál asimilo las nuevas enseñanzas a las que, sin comerlo ni beberlo, pongo limitaciones para evitar el tan nombrado y esperado cambio. Es chistoso lo incomprensibles que somos: siempre queriendo avanzar y, sin embargo, nuestro instinto animal brota en cuánto el Universo nos presenta un nuevo reto.

He aquí la rabia, el apego y la negación.

Ese reto es el inicio del nuevo avance en nuestra carrera por el conocimiento y la experiencia, y éstos nos reflejan algunos fractales de lo que somos, de nuestros ropajes, nuestras palabras y gestos:

el espejo más verídico.

En movimiento la rabia simplemente ES. Ahí está la cuestión: SER sin PERSISTIR, para que el cuerpo físico no se resienta frente a la fuerza de la propia materia prima. Movernos drena, y habitamos en la eterna persistencia y vivencia de aquello que nos convierte millones de veces, y repetidamente, en seres humanos sintientes y rutinarios drogadictos de nuestras emociones en todos sus grados y esplendor.

Todo empieza y acaba en nosotros. Y la mente está ahí gritándonos a grito ‘pelao’ y ofreciendo salvación y cobijo.

Reflexiones a través de la práctica y el estudio interpretativo de la danza.

A.

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