Estamos en guerra, aunque quizá éstas no sean las palabras exactas. Seguramente con los años la tan nombrada “covid-19” se usará para hablar de cuando estuvimos en una guerra donde los bandos se dividían entre infectados, sanos, negacionistas, paranoicos, gobiernos y medios de comunicación (estos dos últimos juegan en la misma liga aunque algunos serán desertores). Bandos que ni siquiera sabían que estaban siendo expuestos a una guerra en la que el libre albedrío ni siquiera era libre y había perdido por completo su significado y razón de ser en un mundo en el que todo rastro de lenguaje, signo y código estaba siendo redefinido.

Nuestra defensa está en la palabra, ahora, cubierta. Y en rebaño, y todos a la una, venga: “España Puede”. Sí. Está claro. “España puede” con nosotros.

Perder la fe no es bonito.
Perder la fe estando en guerra es perder.

¿Qué tal si escribimos de vez en cuando sobre la pérdida entendida como la rendición hacia uno mismo? Quizá así podamos entender el objetivo de esta guerra: perderse para encontrarse una y mil veces, aquí adentro y debajo del esternón, y todos a la una.

De eso trata la sanación.

Sí. Dentro de unos años, no muy lejanos, recordaremos esta guerra como la gran crisis del despertar colectivo, porque de eso va la cosa. Y eso es en lo único que tengo fe.

Mientras nos tapan la boca, nos ponen toques de queda, declaran estados de alarma, nos confinan (a los que tenemos la seguridad de tener un techo) y nos meten en esta guerra psicológica en la que jugamos a ser las dos caras de una misma moneda, siendo villanos y héroes al mismo tiempo, y dualidades varias, hagamos espacio a la soledad, abracémosla y encontremos el eje que nos salvaguarda, ese que desciende des del subconsciente.

No es tarea fácil porque el sistema nos hace creer en un falso libre albedrío social. No es fácil escribir este texto tratando de ser objetiva y sin una pizca de subjetivismo personal. Hacerlo así me permite comulgar con MI/TU libre albedrío, siendo plenamente consciente del lugar que habito en este sistema, y tratar de coexistir con ello llevando a cabo mi propia revelación interna.

Bienvenidos a la guerra del despertar.

A.●○°•

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